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Hierba mora

Portada de "Hierba mora"

Puntos fuertes

“Hierba mora” (2005), la primera novela de Teresa Moure, es la obra más galardonada de la historia de la literatura gallega, y ahora entiendo por qué. En el club de lectura de la librería El Gat Pelut hemos leído la traducción al castellano más reciente hecha por la propia autora y nos ha encantado.

Como bien dice María Sánchez en el prólogo de esta edición: «Este libro acuna y acarrea historias, remedios, creencias, sororidades, costumbres y cuidados.» “Hierba mora” está compuesta de escenas, cartas, máximas filosóficas, poemas, apuntes de investigación, diarios personales, ensayos sobre la evolución de la vegetación de los Países Bajos… ¡entre otros! Y lo más increíble es que esa peculiar mezcla funciona a la perfección.

Todo el libro es un gran rompecabezas que entreteje las historias de mujeres de diferentes generaciones que han tenido que enfrentarse al mismo reto: encontrar su sitio en una sociedad patriarcal que ha impuesto la medida de todas las cosas, desde la moral hasta la sabiduría, y que se ha visto intimidada por el poderoso y ancestral conocimiento de las «brujas».

Hierba mora
Teresa Moure

Puntos débiles

Personalmente, algunas subtramas me han parecido algo repetitivas y no tan interesantes como las demás, sobre todo la cuarta parte (en el club de lectura estuvimos de acuerdo en que recortar un centenar de las cuatrocientas páginas del libro le favorecería). Sin embargo, la primera parte del libro es hipnótica, y creo que el encuentro de Christina de Suecia y Hélène Jans (en especial en el capítulo número 9 de la tercera parte) es el mejor de la novela. ¡Me hubiera gustado leer más capítulos protagonizados por las dos juntas!

Personajes

Sin duda, mi personaje preferido ha sido Hélène por su personalidad desbordante y desacomplejada. Tal y como se la describe en el libro, es «una mujer de armas tomar, que se llaman así las mujeres que nunca toman las armas, que las armas son ellas mismas».^.^ Su filosofía de vida es la más sabia de todas (más incluso que la de su amante Descartes), ya que nos anima a disfrutar tanto como podamos de nuestro cuerpo y de nuestra vida, a ser generosos y tolerantes, curiosos e ingeniosos. En pocas palabras: a intentar dejar el mundo un poco mejor de lo que lo hemos encontrado.

Por otra parte, también debo reconocer el mérito del resto de mujeres de esta novela. Algunas son la noche y el día, y encuentran su refugio y fortaleza en aspectos completamente diferentes (cocina, filosofía, patchwork…), pero todas han sido igual de invisibilizadas. Sus historias y formas de ver el mundo son igual de válidas y necesarias que el resto, y Teresa Moure les da la voz y el reconocimiento que merecen.

Hierba mora
Ilustración original de Marta Orlowska

Prosa

Leer a Teresa Moure es tan extasiante y abrumador como oler profundamente un ramo de hierbas aromáticas. Su prosa es poética, irónica, descarada, llana, apasionada, irreverente, traviesa… No es una lectura ligera porque requiere tu atención a la hora de seguir las diversas tramas, pero que que no os asusten las frases kilométricas o los capítulos sin una sola línea de diálogo… sus recursos narrativos son originales, refrescantes y muy adictivos.

p.230 «Y la casa de Hélène, pequeña, sin ornatos, olía a limón y a tomillo, a menta, a pimienta verde, a mejorana, olía a agua de lluvia, a suspiro, a eucalipto, a sésamo, a tilo, a membrillo, a penas pasajeras que pueden ser consoladas, a llovizna, a música, a serpol, a rosal silvestre, a nostalgia, a luto por una niña en el recuerdo, a melisa, a hinojo, a eneldo, a risas que salen del vientre, a cuidados, a puchero de sustancia, a estragón, a acedera, a perejil, a libro viejo, a libro nuevo, a tinta, a frase silvestre, a regaliz, a falso espino, a piel bien satisfecha, bien acariciada y bien lamida, a ortiga, a gatuña, a trébol, a tantas y tantas cosas olía, que ya no se podían nombrar, a pimpinela, a llantén, que ni nombres tantos había, a prímula, a salvia, a capuchina, a hierbabuena, para explicar, a hierba luisa, a alguien que nunca hubiese entrado, a siempreviva, a carricera, cómo olía la casa de Hélène.»

¿A quién se lo recomiendo?

Os recomiendo esta edición en castellano de Hoja de Lata. La traducción del gallego corre a cargo de la propia autora, ¿y quién mejor que ella para adaptar la sonoridad y el ritmo complejo de su prosa?

Dicho esto, leedlo en el idioma que podáis, pero ¡leedlo! Sobre todo si habéis disfrutado de obras como “Hamnet” de Maggie O’Farrel o “Nos recordarán” de Carla Gracia, ya que “Hierba mora” es una exquisita combinación… ¡Palabra de Mixa!

Mx

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